El acuerdo que cambió España

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Los Pactos de la Moncloa fueron la clave para salvar la grave situación de crisis que sufría España

durante el año 1977. Era una época en la que la sociedad aún estaba en periodo de transición de

una dictadura de 40 años con Franco, a hubiese una democracia como las del resto de Europa, por lo que eran

tiempos muy delicados y con una situación política todavía débil.

Los principales problemas que dificultaban el avance del país eran los altos niveles de desempleo debido en gran parte a la vuelta de los emigrantes por el fin de la dictadura, esto supuso que el PIB pér cápita decreciese considerablemente, lo que conllevó a un consumo privado excesivamente débil. Por otro lado tenemos  la alta inflación, la cual pasa de un 20% en 1976 a un alarmante 44% en 1977. Este brutal cambio se debe sobretodo a que durante la época franquista se encontraba oculta por la Junta Superior de Precios, una de las principales medidas del gobierno de Suárez fue devaluar la peseta un 20%. El déficit público se disparó hasta el punto en el que la deuda exterior triplicaba las reservas de oro. A esta situación de recesión total se suma la crisis mundial por la subida de precio del petróleo (guerra de Yom Kippur). Todo ello contribuía a que hubiese un escaso, prácticamente inexistente desarrollo económico. Esto se aprecia ya que durante esta época continúa habiendo una supremacía del sector primario en la economía, mientras que el sector terciario aun no consigue aportar ningún ingreso importante para el Estado, y el sector empresarial estaba conformado sobretodo por monopolios y oligopolios controlados por el Estado, quien había acogido empresas en quiebra para evitar su cierre, lo cual conllevaría seguro a un problema social. En resumen, nos encontramos ante un panorama económico bastante decadente, sin capacidad competitiva y controlado por un Estado intervencionista.

En medio de esta situación, por iniciativa de Enrique Fuentes Quintana, ministro de economía, se lleva a cabo un proyecto que pretendía no solo impulsa la transición, sino también una salida consensuada de la recesión y la modernización del sistema financiero y tributario. Había una unánime preocupación por los problemas. Además, los pactos tuvieron una gran importancia simbólica ya que demostraban la capacidad de los españoles de cooperar entre ellos independientemente de la tendencia política, lo cual refleja a un estado moderno social. Finalmente se llevaron a cabo entre el 8 y el 21 de octubre de 1997.

Encontramos dos pactos principales, uno enfocado en la actuación jurídica y política y otro en el ámbito económico, su saneamiento y las reformas necesarias. Esto permitió asentar las bases para acercarse al modelo del resto de países europeos. Encontramos una serie de medidas urgentes y otras a medio plazo con el objetivo de repartir los costes de la crisis.

En cuanto al saneamientos a corto plazo, se centra en implantar un programa monetario que junto con una nueva política presupuestaria, consiguió rebajar la inflación a un 16%, se acuerda un ajuste salarial en el que estos se incrementen de forma equivalente a los niveles de inflación previstos para el siguiente año. Por último, se aprobó la fijación de un cambio en la peseta que redujese la deuda exterior y se incentivó la contratación temporal para introducir a los jóvenes en el mercado laboral.

Las principales reformas a medio plazo están orientadas hacia la política fiscal y monetaria pretendiendo que toda la sociedad pague los impuestos. Esto se consigue gracias a la creación del actual modelo del IRPF, gracias a la recaudación que aportó, se consigue invertir en campos en los que España estaba muy atrasada como por ejemplo, la educación o la sanidad, lo cual supone el comienzo del camino hacia el estado del bienestar. También se aplicó un control sobre la riqueza y la solvencia de los bancos y cajas de ahorro, lo cual permite que estos experimenten una mejora y comiencen a obtener beneficios, por último se flexibilizó el mercado laboral.